La tendinitis o lesión aguda del Psoas puede aparecer por una contracción brusca excéntrica del músculo, pero también por un traumatismo directo. Esta lesión puede incluir el desgarro o rotura parcial del músculo o en la unión músculo tendinosa.
Biomecánica de la Bursitis y Tendinitis del Psoas
La tendinitis del iliopsoas y la bursitis del iliopsoas suelen coexistir, en lo que se ha llamado Síndrome del Iliopsoas. Este implica la inflamación e irritación del tendón del iliopsoas y del área que rodea el tendón.
La tendinitis o lesión aguda del Psoas puede aparecer por una contracción brusca excéntrica del músculo, pero también por un traumatismo directo. Esta lesión puede incluir el desgarro o rotura parcial del músculo o en la unión músculo tendinosa. Esto puede ocurrir con contracciones violentas: fútbol, karate, salto de altura, de vallas, jugadores de béisbol…o estiramientos bruscos.
La tendinopatía o lesión crónica del Psoas por sobreuso puede ocurrir en las actividades, deportivas o laborales, que implican una flexión repetida de la cadera o rotación externa del muslo. Si la lesión es crónica, como hemos visto en otras entesopatías y tendinopatías crónicas el término correcto es del tendinosis, que implica una degeneración del tejido colágeno, del propio tendón, provocada por microtraumatismos de repetición. La rotura completa del tendón es excepcional.
La tendinopatía y bursitis del psoas iliaco puede ser secundaria o coexistir, como hemos dicho, con un síndrome de pinzamiento o choque femoroacetabular, ruptura del labrum de la cadera, con un síndrome de la cadera en resorte, bursitis trocantérea, alteraciones de la columna lumbar, osteopatía dinámica de pubis, procesos reumáticos o fracturas de la cadera.
Síntomas
Los pacientes con tendinitis y bursitis del Psoas refieren dolor e hipersensibilidad en la zona inguinal. El dolor es profundo y se puede irradiar por la parte anterior y medial del muslo, hacia la rodilla, o hacia la zona glútea o incluso hacia la zona lumbar o inguinal, confundiéndose con un dolor articular, de la sínfisis del pubis o abdominal.
El paciente puede referir episodios de dolor intermitentes, en relación con el esfuerzo, trabajo o deporte (correr, fútbol) o, una vez instaurado, con actividades simples, como ponerse los zapatos, conducir, subir escaleras o flexionar la cadera. Esto provocará debilidad, cojera o sensación de fallos, generalmente por defensa del dolor.
Diagnóstico de la Bursitis y Tendinitis del Psoas
Generalmente será la RMN, con o sin contraste, la prueba de elección para ver si hay líquido articular y evaluar los tejidos blandos (músculo, cápsula), cartílago y el labrum acetabular.
Causas y Factores predisponentes a padecer Bursitis y Tendinitis del Psoas
Las actividades que pueden predisponer a tendinitis iliopsoas incluyen baile, ballet clásico, entrenamiento de resistencia, el remo, correr cuesta arriba, hockey, golf, ballet, atletismo, fútbol, y gimnasia.
Otras causas de bursitis del psoas iliaco son las enfermedades reumáticas.
Otros factores predisponentes son la edad, el peso, la diferencia de longitud entre extremidades, el entrenamiento excesivo o inadecuado, terreno o material inapropiado…todos pueden contribuir a un sobreesfuerzo y tendinopatía y bursitis del psoas iliaco.
La falta de flexibilidad de los flexores de la cadera puede provocar una alteración biomecánica en cadena. La contractura del iliopsoas, del tensor de la fascia lata, o del músculo recto femoral provoca una inclinación pélvica anterior, un aumento de la lordosis lumbar y una atrofia o inhibición del glúteo. Secundariamente puede existir una contracción o flexo de isquiotibiales y de la rodilla y de toda la cadena posterior. Todo esto puede provocar sobrecargas desde las apófisis articulares lumbares hasta de la articulación patelofemoral.
Prevención de la Bursitis y Tendinitis del Psoas
Es fundamental realizar un programa de ejercicios de fuerza y flexibilidad para compensar los flexores y extensores de la columna, pelvis y miembros inferiores. La combinación de varios deportes, principalmente de bajo impacto, ayudará en la prevención de nuevas lesiones.
Las medidas generales, como perder peso, reducir o evitar cualquier actividad o movimiento que causen dolor inguinal, procurar evitar el terreno irregular, en cuesta o duro e intercalar periodos de descanso completan el esquema de prevención.
La técnica del baile clásico requiere de rangos de movimientos amplios, estos también producen un exceso de uso de la musculatura rotadora externa entre ellos los obturadores. El acto repetido de estos movimientos extremos, con el tiempo, puede predisponer a distensión o estiramiento forzado del nervio obturador.
Esta alteración involucra al nervio obturador, su neuralgia es una patología frecuente en artrosis de cadera, descompensación biomecánica de la pelvis y se manifiesta con dolor en la cara interna del muslo y rodilla.
Síntomas
Dolor agudo, parestesias y sensación de quemazón hacia la cara interna del muslo y rodilla. Aumentan la irradiación al realizar una abducción forzada de la cadera.
Tratamiento y Prevención
Este debe estar basado en la prevención a través de ejercicios de fortalecimiento y flexibilidad de la musculatura involucrada.
Cuando la estructura comprometida es el nervio, se realiza un abordaje clínico.
Ejercicios
ACOSTADO BOCA ABAJO; con los brazos extendidos, hacemos extensiones de la cadera del lado del N. obturador afectado. Realizando varias series, de forma progresiva ampliando la extensión.
ACOSTADO SOBRE UN LATERAL; se realizan repeticiones de abducción, ampliando progresivamente el arco de recorrido articular.
DE PIE, colocamos la pierna dolorosa extendida y la otra flexionada sobre un banco. Con las manos sobre las caderas se desplaza la pelvis hacia delante varias repeticiones.
Se denomina así a un chasquido producido en la articulación de la cadera.
Más frecuente en niñas adolescentes que realicen movimientos repetitivos en deportes como danza, saltos y deportes que requieran amplitud de cadera.
Los movimientos repetitivos causan fricción de los tendones sobre las bolsas serosas de la cadera, provocando su irritación. De esta manera se desarrolla un proceso inflamatorio que causa dolor, éste dolor, es mayor al hacer ejercicio y cede en el reposo.
Factores que favorecen esta alteración:
– Dismetría de miembros inferiores, siendo más frecuente en la pierna larga.
– Asimetría ilíaca.
– Cadera más adelantada que la otra.
– Actividades que exigen rangos de movimientos extremos y repetitivos.
Músculos implicados
TFL
Recto Anterior del Muslo (Cuádriceps)
Psoas
Glúteo Mayor
Síntomas
– Chasquido audible en movimientos de Extensión, Rotación externa. Abducción.
– Dolor en cadera o ingle (profundidad).
– Dolor con el ejercicio.
En los casos que el paciente refiera dolor, puede deberse a una lesión denominada ´´Bursitis´´ o a un ´´Espasmo Muscular´´, en ellos el dolor se ubica en la zona lateral de la cadera, trayecto iliotibial o zona inguinal.
Tratamiento y Prevención
Está basado en un tratamiento conservador, la base de este consiste en el trabajo de elongación de la musculatura de la zona y así favorecer la disminución de la tensión para que el dolor vaya cediendo.
El Piramidal de la pelvis o Piriforme, es un músculo con forma triangular localizado entre el hueso sacro y el trocánter mayor del fémur. Por su recorrido existen arterias, venas, ganglios linfáticos y los nervios glúteo, ciático y pudendo.
El nervio ciático está íntimamente relacionado con el músculo piramidal y hasta puede hacerlo de diferentes maneras, según cómo esté dispuesta su anatomía. Esto lo decimos porque suele no ser igual su recorrido en el territorio del piramidal, puede pasar por delante, por detrás, entre sus fibras perforándolas o incluso dividir sus ramas a ese nivel.
Este síndrome hace referencia al acortamiento del músculo. Cuando el músculo piramidal o piriforme se contractura, comprime las estructuras mencionadas anteriormente iniciando un proceso irritativo lo que genera un dolor localizado en la nalga que puede irradiar la parte posterior del muslo hasta la rodilla ´´Falsa Ciática´´, y también hacia la zona inguinal.
El recorrido del nervio ciático comienza a nivel lumbar (L5-S1), hacia los miembros inferiores, por lo que una compresión por parte del Piramidal se traduce en adormecimientos, hormigueos y dolor en el recorrido ciático generando una pseudociática.
Causas del síndrome del piramidal
Sintomatología y diagnóstico del síndrome piramidal
Cuando el paciente desconoce los síntomas, puede pensar en una protrusión o hernia discal y confundir con una ciática por problemas lumbares. Por suerte el Síndrome Piramidal es una patología mucho más leve, provocada en muchas ocasiones por la contracción involuntaria y permanente (situación de compresión) del músculo Piramidal, por adoptar malas posturas, o simplemente por sentarse mal.
– Pérdida de fuerza o alteraciones de la sensibilidad.
Los síntomas del síndrome piramidal son:
– Tumefacción (inflamación), molestias y dolor en la zona glútea. Además, produce un
– Alteración de la sensibilidad y dolor reflejo en el trayecto del nervio ciático que baja por la mitad del glúteo, parte posterior del muslo hasta la parte posterior de la rodilla y no más allá de ella.
Muy importante es la exploración física, donde generalmente encontramos limitación a la RI (Rotación Interna) de cadera.
Consejos para deportistas y profesionales de la danza
Disminuir la intensidad del entrenamiento o hacerlo en forma fraccionada
Evitar cambios de ritmo bruscos
Realizar estiramientos específicos
Fortalecimiento de la musculatura del Core (núcleo), piramidal, isquiotibiales, glúteos.
Trabajo de piso pélvico.
Tratamiento del Síndrome Piramidal
Es importante el lugar que ocupa el Kinesiólogo y Osteópata para disminuir la sobrecarga muscular y restablecer el equilibrio muscular para bajar la irritación del nervio ciático.
Se deberá fortalecer los aductores y estirar otros como rotadores externos (Glúteos, Piramidal, Psoas).
Los profesionales trataremos de corregir el mal gesto, la alteración biomecánica. Desde la osteopatía haremos una valoración exhaustiva para llegar a un diagnóstico certero, así abordar manualmente, extendiéndose hacia aquellas estructuras implicadas a nivel visceral.
Es una afección que involucra a los tendones de la cara medial de la rodilla, afecta a deportistas, personas con artrosis o sobrecarga del compartimento interno de la rodilla.
Entre los deportistas los que en su mayor frecuencia lo padecen son los corredores o personas que realizan trabajo de impacto, pero gran parte del problema está relacionado con errores de entrenamiento.
La pata de ganso está localizada en la parte interior e inferior de la rodilla precisamente en una zona donde confluyen las inserciones de los tendones de tres músculos:
La disposición de estas estructuras, simulan a una pata de ganso, de ahí su nombre.
Además de estos tendones, existe una estructura llamada Bursa (bolsita rellena de líquido sinovial) que funciona como una almohadilla entre huesos y tendones. Esta lubrica tejidos durante al realizar movimientos, en este caso con la rodilla, amortiguando golpes y roces.
Esta Bursa puede inflamarse creando una bursitis asociada.
La lesión de la pata de ganso se produce por la inflamación de estos tendones y el síntoma principal es un dolor continuo en la zona interior de la rodilla y puede manifestar renguera. Generalmente se pone de manifiesto por las mañanas, en el día se relaja y por las noches recrudece (aumenta).
Si ejercemos presión sobre la zona aparece dolor, también al levantarse de una silla, al extender o contraer rápidamente la rodilla después de haber estado quietos un tiempo.
Prevención
De modo preventivo o indicado en los tratamientos es muy importante en el deportista realizar el estudio de la pisada y marcha, a través de este confeccionar unas ortesis plantares (plantillas personalizadas) a medida pueden ayudar.
En caso de comenzar con síntomas es importante aplicar frío local, siempre con paño por medio para no provocar quemaduras en la piel.
Ejercicios de fortalecimiento del vasto medial oblicuo (extremo inferior del cuádriceps en su parte interna) e isquiotibiales.
Ejercicios de estiramiento general de la musculatura de miembros inferiores específicamente los involucrados.
El realizar una práctica deportiva nos expone a factores de riesgo donde se somete a las articulaciones a un uso forzado, como consecuencia, estas estructuras presentan mayor vulnerabilidad ante una sobrecarga de los tendones alterando su biomecánica.
La tendinitis rotuliana, es una lesión en el tendón que conecta la rótula con la tibia. El tendón rotuliano es una prolongación fibrosa de los músculos de la parte anterior del muslo (cuádriceps), y es imprescindible para extender la articulación de la rodilla. Su correcto funcionamiento es de suma importancia para las actividades deportivas como correr, saltar, golpear un balón o realizar ejercicios donde involucren una contracción en estiramiento muscular (fuerza excéntrica). Durante estas actividades el tendón y la rótula, van a soportar fuerzas que se van a disipar a lo largo de su estructura, sobre todo al contactar el pie contra el piso luego de una fase de vuelo. Esta tendinitis es conocida como “rodilla del saltador”, aunque no quiere decir que no pueda padecerla cualquier persona que realice deportes que no requieran saltos.
Síntomas
Respecto a este punto, el dolor comienza con la actividad física o luego del ejercicio intenso. Con el tiempo el dolor empeora e interfiere la práctica deportiva para luego manifestarse en las actividades de la vida diaria (AVD).
Causas
Generalmente la tendinitis rotuliana es una lesión por uso excesivo, debida a la tensión repetida generada en el tendón rotuliano. Esta tensión va provocando pequeños desgarros donde el organismo intenta repararlos. A medida que estos desgarros se suman, causan un proceso inflamatorio y debilitamiento del tendón alterando la mecánica de la rótula.
Prevención:
Kaplan describe la BIT como un ligamento que une el ilíaco con la tibia. En su inserción superior se encuentra íntimamente relacionado con el tensor de la fascia lata (TFL) por delante y con el glúteo Mayor por detrás. Para dirigirse hacia abajo e insertarse en el tubérculo de Gerdy en la tibia.
Etiopatogenia:
El SFT es una patología por sobreuso causada por la inflamación de la bursa que se encuentra por debajo de la BIT en el epicóndilo femoral externo. Cuando la rodilla se extiende la BIT se encuentra por delante del epicóndilo femoral externo. Con la rodilla en flexión la BIT se desliza sobre el epicóndilo femoral externo para ubicarse por detrás de este.
Entre el epicóndilo femoral externo y la cara interna de la BIT se encuentra una bolsa serosa que tiene como finalidad disminuir la fricción entre estas 2 estructuras.
La combinación de factores extrínsecos como:
Factores intrínsecos como:
Produce un aumento de la fricción y como consecuencia desencadena un proceso inflamatorio.
Cuadro clínico Síntomas:
Dolor en cara externa de rodilla que aparece en un momento determinado de la actividad física.
El paciente refiere dolerle a los 10´ de correr.
Al examen físico el dolor se localiza con la palpación del epicóndilo femoral externo con la rodilla entre 20 y 45 grados de flexión.
TEST EVALUACIÓN:
Test de Lehman: se indica al paciente que flexione la rodilla a 30º aprox con carga mono podálica.
Signo de Renne: crepitación en el epicóndilo femoral externo en la flexoextensión de rodilla (solo en casos recalcitrantes).
Tratamiento conservador:
Como toda patología por sobreuso es imprescindible detectar y corregir los factores intrínsecos y extrínsecos que provocan la lesión.
Se indica Reposo Hielo compresión elevación, fisioterapia, Osteopatía para comenzar con un plan de movilización pasiva asistida luego stretching del TFL, glúteo mayor, piramidal, cuádriceps, isquiotibiales y psoas ilíaco.
También denominada tibia dolorosa, síndrome de sobreesfuerzo tibial, tibia rugosa o síndrome de estrés medial de la tibia, es una afectación común entre los atletas y saltadores, con un mismo significado: dolor o sensación de quemazón en la cara antero-interna de la pierna, lo que se denomina comúnmente como “espinilla”.
En la periostitis tibial lo que se produce es una inflamación del periostio de la tibia, que no es otra cosa que una membrana que rodea el hueso, cuya función es la de nutrir y dar sensibilidad, gracias a que contiene vasos sanguíneos y nervios. Además, este periostio sirve de anclaje para un gran número de músculos de la pierna como son el gemelo, sóleo, flexor común de los dedos y el tibial posterior y anterior, los cuales solicitamos al correr ejerciendo éstos una tracción sobre esta membrana y causando así su irritación.
En la periostitis tibial, pueden distinguirse cuatro estadíos:
-Síntomas únicamente tras el esfuerzo.
-Dolor al comienzo de la actividad deportiva, que desaparece durante el esfuerzo y reaparece tras el cese de la actividad.
-Dolores que obligan a detener la actividad deportiva.
-Estadio de descompensación: posible fractura por sobrecarga.
Las causas más comunes de esta periostitis pueden estar unidas a un cambio brusco en la intensidad del ejercicio, a cambios de calzado, a la práctica deportiva sobre terrenos duros, tras el inicio de un programa de entrenamiento después de un largo periodo de inactividad… aunque también un pie plano valgo, una diferencia de longitud entre ambas extremidades inferiores, pie cavo rígido o un genu valgo (rodillas en X), pueden ser factores predisponentes en el desarrollo de esta lesión.
Respecto al tratamiento, resulta fundamental hacer una buena valoración del paciente para saber cuáles han sido las posibles causas de la aparición de la lesión y tratarlas a fondo para evitar posibles recaídas. Una vez comiencen los síntomas es aconsejable cesar la actividad deportiva así como la aplicación de hielo local varias veces al día, para aliviar el dolor y la inflamación. Además un tratamiento manual, con fisioterapia, osteopatía, liberación miofascial y reeducación global postural, resultan fundamentales para una buena curación.
Esta patología cuyo significado es “dedo gordo rígido”, es una de las principales consultas en los especialistas de pierna, tobillo y pie. La alteración comienza como una limitación de la movilidad del dedo gordo (hallux limitus).
No está clara la causa que lo genera, pero una de las teorías más aceptadas es que el 1º metatarsiano se encuentra elevado y el “dedo gordo” (hallux), descendido por retracción de estructuras plantares flexoras.
Los síntomas habituales son:
Esta patología generalmente es progresiva, la disminución en la flexión dorsal (llevar hacia arriba) del hallux, va provocando el deterioro del cartílago articular que con el tiempo genera artrosis de la articulación. En los estadios finales se palpa el sobrehueso (osteofito), la pérdida de movilidad puede ser completa y dolorosa.
Para los hallux rígidos o Limitus la característica del calzado tendría que respetar las siguientes características:
• La porción anterior del calzado (puntera) elevada, limita la necesidad de movilidad de la articulación metatarso falángica disminuyendo el dolor.
El pie se puede dividir en dos regiones, por un lado encontramos el retropié, es la parte posterior del pie incluyendo el calcáneo (talón) y tobillo. Por otro lado, encontramos antepié, que es la delantera que termina con cinco huesos largos (metatarsianos) se unen a las falanges proximales de los dedos.
Este término es atribuido al dolor localizado en la región anterior del pie, bajo las cabezas de los metatarsianos (prominencias óseas donde se articulan las falanges de los dedos del pie). Además del dolor es habitual la aparición de callosidades.
La Sociedad Argentina de Medicina y Cirugía de pie y Pierna, la define como un síntoma y no una patología.
Para entender la metatarsalgia hay que comprender la biomecánica del pie. Este durante la bipedestación, soporta el peso del cuerpo y las tensiones originadas deben ser distribuidas de forma equilibrada entre las distintas estructuras que lo forman, entre ellos, huesos, cápsulas articulares, ligamentos, músculos y tendones.
Una alteración en la distribución de las cargas sobre estas estructuras, puede sobrecargar estos componentes produciendo una metatarsalgia.
Causas
La causa final de esta alteración es la sobrecarga repetida de la región del metatarso durante la marcha.
Como se mencionó, los factores que influyen en dicha sobrecarga son anatómicos y biomecánicos.
La morfología de la zona depende de factores anatómicos, estos condicionan la distribución del peso del organismo en reposo. Pero en movimiento entran en juego factores biomecánicos, que determinan la distribución de la carga en distintas regiones en las distintas fases del ciclo de la marcha.
Cualquier condición que suponga una alteración en la forma del ante pie, o de la biomecánica normal de la marcha, pueden generar una sobrecarga. Entre las causas más frecuentes podemos encontrar:
Prevención y Tratamiento
Este se basa en medidas para disminuir la carga en el antepié, para ello recurriremos a lo siguiente:
El peso corporal es soportado por los pies, podría decirse, de forma aproximada, que sobre el retropie (porción posterior de los pies) recae el 57 % del peso corporal y sobre el antepie (porción anterior de los pies) el 43% del peso corporal.
Las cabezas de los metatarsianos tocan el suelo y de esta forma comparten de manera uniforme la transmisión de carga.
La anatomía y biomecánica normal de los pies, junto a una almohadilla plantar adecuada, permiten que el peso corporal sea soportado sin dolor.
En la práctica deportiva esto es ayudado por medias y calzado adecuados.
Arcos longitudinales
Cambios en la anatomía o en la biomecánica normal del pie, así como también, afecciones sistémicas; generarán alteración del patrón de distribución de la carga de peso, que podrá generar una metatarsalgia.
Las clasificaciones más utilizadas para la metatarsalgia son las siguientes:
Clasificación A
A1 METATARSALGIAS PRIMARIAS
Producto de alteraciones estructurales, son habitualmente de causa mecánica
Causas:
Alteración de la fórmula metatarsal (longitud y relación entre los metatarsianos “inadecuadas”).
Equino metatarsiano localizado (aumento de la inclinación de los metatarsianos).
Equino del pie.
Pie cavo.
Insuficiencia del primer metatarsiano.
Deformidades digitales (dedos en garra, dedos en martillo).
Hiper Pronación del retropié (alteración del eje de la porción posterior del pie).
Deformidad secuelar (secuela de una fractura o de alguna afección).
Fractura por stress.
A2 METATARSALGIAS SECUNDARIAS
Habitualmente, consecuencia de afecciones sistémicas.
Causas:
Desórdenes metabólicos.
Gota.
Artritis Reumatoidea.
Artritis Psoriásica.
Neuroma de Morton.
Enfermedad de Freiberg (Köhler II). Osteocondrosis o necrosis aséptica de las cabezas de los metatarsianos laterales es una enfermedad poco frecuente.
Clasificación B
B1 METATARSALGIAS ESTÁTICAS
Duelen principalmente cuando el pie se encuentra en su totalidad en contacto con el suelo en el ciclo de la marcha.
Causas:
Equino metatarsal.
Acortamiento del complejo Gemelo-Soleo-Tendón de Aquiles.
Pie cavo.
Cabeza metatarsal prominente
Aspecto de las callosidades en las Metatarsalgias Estáticas
B2 METATARSALGIAS DINÁMICAS
Duelen principalmente cuando la porción anterior del pie comienza el despegue.
Causas:
Insuficiencia del Primer metatarsiano.
Metatarsianos centrales largos.
Aspecto de las callosidades en las Metatarsalgias dinámicas.
B3 METATARSALGIAS MIXTAS
Es una combinación entre las Metatarsalgias Estáticas y las Metatarsalgias Dinámicas.
Para el correcto diagnóstico es fundamental la consulta con el especialista. El interrogatorio, el examen físico y los estudios complementarios serán muy importantes para lograr diagnosticar la causa de la metatarsalgia y encarar una estrategia terapéutica.
El hallux valgus (dedo gordo del pie), es la deformidad más frecuente del pie y de todas las deformidades esqueléticas, con mayor probabilidad en personas que realizan actividades deportivas en la que el pie esté sometido a grandes demandas.
Conocido como “Juanete”, éste término se refiere a la prominencia del “bunión”, que aparece en la parte interna del 1º metatarsiano, donde sufre una desviación hacia adentro y el dedo hacia afuera creando un abultamiento conocido como bunio al que también contribuyen osteofitos e higromas (inflamación de las bursas de protección).
Esta desviación hace que la cabeza del metatarsiano no este centrada alterando la distribución de las cargas y los músculos quedan desplazados de su eje de tracción, produciéndose un desequilibrio aumentando aún más su deformidad.
Causas
El hallux valgus es considerado una patología multicausal.
Los factores anatómicos y estructurales que favorecen el desarrollo son el metatarso varo, es decir desviado hacia la línea media del pie y el dedo hacia el 2º dedo. Las personas que tienen el 1º dedo del pie más largo que el segundo (llamado Pie Egipcio), tienen mayor predisposición a tener juanetes.
La laxitud ligamentosa, la pronación del ante pie, la retracción del tendón de Aquiles y el calzado inadecuado, son factores que influyen en la progresión de esta deformidad.
Cuando hablamos de fractura solemos hacernos la idea de ser producida por un traumatismo fuerte violento, imaginamos mentalmente una separación del hueso, pero una fractura por estrés es una “grieta” en el hueso que se produce por microtraumatismos repetidos o una excesiva carga en la estructura ósea. Por este motivo, a estas fracturas se les suele llamar fracturas por fatiga o sobrecarga.
Se pueden producir en muchos huesos de nuestro cuerpo que están sometidos a cargas repetidas. Pero si tenemos en cuenta que estas fracturas se producen por sobrecarga y traumatismos repetidos , nuestro pie será uno de los puntos con más riesgo.
Las fracturas más comunes en el pie son:
Fractura del segundo metatarsiano: es la fractura de estrés más común, ya que suele ser el dedo más largo y el que está sometido a mayor carga durante actividades como la carrera. No obstante, cualquiera de los metatarsianos puede sufrir este tipo de fractura.
Fractura del quinto metatarsiano: típica en deportes como el fútbol o el baloncesto, donde se realizan desplazamientos laterales y saltos.
Fractura del calcáneo: suele aparecer en corredores que utilizan una técnica de carrera donde el primer apoyo se realiza con el talón.
Fractura del astrágalo: es menos común, pero de gran importancia debido a la relevancia de este hueso en el movimiento del pie.
Síntomas, diagnóstico y tratamiento de la fractura por estrés:
Suele empezar con un dolor fuerte que comienza al realizar la actividad física, pero desaparece o disminuye cuando se deja de hacerla ya que se reduce la carga sobre el hueso. Puede aparecer algo de hinchazón, incluso algo de enrojecimiento. Si el problema no se trata y se sigue realizando actividad física, el dolor suele aumentar y se mantiene en el tiempo, pudiendo permanecer de manera continua en la vida diaria.
Diagnóstico:
Son fracturas difíciles de diagnosticar, es necesario acudir a un experto y realizar pruebas complementarias como TAC, radiografía en distintas posiciones, resonancia magnética o gammagrafía ósea, puesto que, en la radiografía simple, en muchas ocasiones, no se percibe la fractura.
Tratamiento:
El tratamiento pasa principalmente por el reposo en un período de 6-8 semanas, reduciendo la carga en la zona afectada, para que el hueso cicatrice por sí sólo y genere un callo óseo. En el caso de que la fractura sea más grave y se produzca un desplazamiento de la misma puede llegar a ser necesario algún tipo de inmovilización o incluso la cirugía.
Factores Etiológicos:
La respuesta normal del cuerpo consiste en adaptarse a este incremento de la demanda. El hueso está en un constante estado de remodelación, que implica la eliminación del hueso viejo y su sustitución por hueso nuevo. Durante esta remodelación, pueden surgir problemas si la tensión ejercida supera el tiempo de recuperación y el cuerpo no tiene el tiempo suficiente para formar hueso nuevo. Entonces a la larga se desarrolla un área debilitada susceptible a fractura por estrés.
Prevención:
Se recomienda reducir la presión y la carga sobre esas estructuras, se enumeran a continuación las siguientes:
– Llevar un calzado apropiado es muy importante. Para ello, hay que seguir las indicaciones de nuestro podólogo que nos aconsejará sobre el zapato más adecuado para la actividad que vamos a realizar.
– En caso de que la fractura se haya producido en el deporte, evitar el sobreentrenamiento y adaptar las cargas que recibe ese hueso.
– Vigilar la superficie de entrenamiento, ya que superficies muy duras como el asfalto aumentan el riesgo de este tipo de lesiones.
– En caso de que seamos corredores, es necesario una adecuada técnica de carrera que nos evite sobrecargas innecesarias.
Muy importante, para tratar este problema, todo esto debe ir acompañado de un correcto estudio de la pisada y del gesto deportivo, y controlar las zonas de sobrecargas de nuestro pie y, mediante tratamiento con plantillas personalizadas, poder reducir y repartir adecuadamente las cargas.
Generalmente a mujeres por el uso de un calzado poco adecuado, por ejemplo, mucho tacón y punta estrecha. En etapas como el embarazo y la menopausia, aumentan los niveles de la hormona que determina la laxitud de los ligamentos, la relaxina, por ende, hay una mayor predisposición fisiológica para su formación. Generalmente es bilateral. Por sobrecarga, mal apoyo de los metatarsianos, irritación y roce, genera impotencia funcional que se agrava con el tiempo.
Prevención:
Es importante la utilización de un calzado ancho y con poco tacón.
Realizar estudio biomecánico de marcha para analizar los apoyos.